Páginas

viernes, 18 de febrero de 2011

3.1.EL ALTAR


3.1. EL ALTAR



3.1.1.                Figuras del altar cristiano
A)- En el Judaísmo
B)- En el paganismo
1-                 En Grecia
2-                 En Roma
3.2.1.              El altar cristiano
A)- Importancia
B)- Historia. / Ex cursus: "La Misa cara al pueblo"
C)- Legislación actual
1-                 Clases de altar
2-                 Dimensiones y forma
3-                 Consagración y execración. (El rito de consagración)
D)- Simbolismo
a-    El altar es Cristo
b-   El Sagrado Corazón
c-    La mesa del Banquete sagrado
d-   Otros significados: la cruz; el cristiano
E)- Veneración y cuidado


3.1.1. FIGURAS DEL ALTAR CRISTIANO



A)- En el Judaísmo
"Después erigió Noé un altar a Yahvé; y tomando de todos los animales puros...'ofreció holocaustos en el altar'" (Gen.8, 20)

a-    En el Prefacio que canta el obispo al consagrar un altar se rememoran diversos altares del Antiguo Testamento: el de Abraham, padre de la fe, quien erigió un altar para inmolar sobre él a su hijo, como figura del sacrificio de Cristo; 
el de Isaac; y
el de Jacob, es decir, la piedra ungida en el lugar de la visión de la escala celestial.
En el Prefacio del rito antiguo se hacía mención también de otros sacrificios:
-         el de Abel: "...como el de Abel, precursor en su pasión del misterio de nuestra salvación, que roció y santificó con su sangre fresca, al ser degollado por su hermano";
-         el de Melchisedech: "por el de Melchisedech manifestó la forma de un sacrificio triunfal"
-         Moisés: "...como el de Moisés, quien luego de hacer recibido los Mandamientos, estableció doce piedras que figuraban tus Apóstoles.
"...Como el que (el mismo) Moisés consagró por una purificación de siete días, y que llamó 'Santísimo', luego de haber hablado contigo. Como Tú dijiste a Moisés: 'Si alguien toca este altar, que sea considerado santificado'"
El altar de Moisés (Ex. 24): lo erige al pie del Sinaí. Mitad de la sangre del sacrificio es ofrecida al Señor, derrámandola sobre el altar; con la otra mitad asperja al pueblo. Y así se realiza la primera Alianza. De manera similar en el Sacrificio de la Nueva Alianza: se ofrece al Señor la sangre, sangre de su Hijo, y se da al Pueblo.

También es importante señalar lo que manda Moisés al pueblo para cuando hubiese llegado a la tierra prometida. "Erigirás allí un altar a Yahvé tu Dios, un altar de piedras a las que no haya tocado instrumento de hierro"  (Deut.17, 5)[1]

b-   En el Templo de Jerusalén se hallaba:
-         El altar de los holocaustos: se encontraba fuera del "Santo". Allí se sacrificaba cada día un cordero.
-         El altar de los perfumes: en el "Santo" mismo. Y junto a ella la "mesa de los panes de la proposición". Doce panes se renovaban cada sabat.
-         "La Shethiyah": era una piedra sagrada sobre la que reposaba el Arca de la alianza. Se encontraba entonces, en el "Santo de los Santos".


Es fácil entender cómo el altar cristiano reúne en sí esos diferentes altares:
-         es el altar de los holocaustos, porque en él se ofrece el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo
-         es la mesa de los panes de proposición, porque es mesa eucarística
-         altar de los perfumes, por la incensación
-         piedra sagrada, sobre la que descansa el Nuevo Arca, el Tabernáculo o sagrario. En el Arca se hallaban las Tablas de la Ley y el maná. Cristo es el Maestro y el Pan vivo bajado del cielo...
-         el velo del sagrario recuerda la tienda del desierto, y el velo que oculta el "Santo de los santos"

B)- En el paganismo


Altar de Pérgamo
1- En Grecia

a- El altar es desde la época primitiva el punto central de la ceremonia de los sacrificios; a veces se construían altares sin templo que los cobijase.

b- Las diversas formas de los altares corresponden a los distintos cultos:
-         los altares redondos, en forma de grandes anillos de piedra, acogen las ofrendas de vino y sangre para los dioses ctónicos y para los héroes. Tienen su origen en las cuevas prehistóricas para las ofrendas de los muertos.
-         Para los holocaustos: las mesas de sacrificios; los altares- mesas; los altares-bloques, al aire libre; los altares-hogares (eschara), en el interior de los templos primitivos; los altares cinerarios
c- Decoración: se los decoraba frecuentemente con cuernos de toro (keraton) o guirnaldas de bucráneos.

d- Un esquema básico del altar griego sería:
-         la mesa de los sacrificios
-         un muro de piedra rodea la mesa por tres de sus lados para proteger del viento a la víctima, las llamas y cenizas
-         una plataforma, a modo de escalinata, sirve de superficie para el sacerdote
-         un basamento escalonado, separa el altar y estrado del suelo
-         una rampa une el altar al templo que está frente a él
El sacrificio se lleva a cabo en el altar con las puertas del templo abiertas, ante la mirada de la imagen de culto situada en la "cella" (parte interior del templo)

2-   En Roma

 Ara Pacis

R. Ogilvie se pregunta: "¿Dónde exactamente se llevaba a cabo el sacrificio?" Y responde: "No era el pequeño altar de la 'cella'. Eso sí es seguro, aunque sea solamente porque era demasiado pequeño e interior.
Sabemos de unos cuantos 'sacrificios de santuario" (Festo 356, L) pero evidentemente eran excepcionales. Normalmente, donde se ofrecían sacrificios cruentos se colocaba un altar de piedra delante del templo, o al pie de los escalones que conducían a él o a la entrada de la ante-cámara. En los templos primitivos, se construía un altar nuevo de césped para cada sacrificio y en época de Augusto y posteriormente pervivía un recuerdo de ello en la práctica de poner un simple trozo de césped sobre el altar antes del sacrificio. Los templos romanos que tenían que hacer frente a una constante sucesión de sacrificios habrían tenido unos grandes altares permanentes hechos de piedra." [2]



3.2.1     EL ALTAR CRISTIANO


A)- Importancia del altar: centro y cúspide
1.      1. Así como el Santo sacrificio de la Misa es el centro y cima de la liturgia, así el lugar donde se ofrece ese sacrificio, es decir, el altar; la Eucaristía es el corazón del Cuerpo místico; el altar lo es de la iglesia material.
El orden lógico de la piedad eucarística es el siguiente:
a-       La participación inteligente, activa, piadosa, a la oblación sacerdotal de Cristo; ofrecer nuestros sacrificios, pruebas y alegrías, nuestra vida toda; ofrecernos nosotros mismos junto con Cristo al Padre celestial.
b-       Como la forma más acabada de participar al Sacrificio es comulgar con la Víctima, comulgar será la segunda forma de nuestra devoción eucarística.
c-        Finalmente, para permitir a los enfermos y moribundos esa participación al sacrificio de Cristo, la Iglesia guarda las santas especies de una manera permanente. Y Cristo, bajo esa presencia eucarística merece nuestra adoración, privada o pública.
Pero tener en cuenta: no reservamos para adorar, sino que adoramos porque se ha reservado, guardado las santas especies.
Así pues: sin Sacrificio, no hay comunión; sin comunión no hay sagrada reserva. Sin altar, no hay tabernáculo. Todo tiene su origen en el altar.


1.2.         En el rito de la Dedicación de una iglesia, el Pontifical prescribía que en la víspera de la ceremonia se erigiese una cruz de madera en el lugar donde se colocaría el altar. Allí se celebraría cada día el sacrificio redentor. La preeminencia del altar se veía claramente en todo el rito de la Dedicación. Las bendiciones, abluciones, unciones que se practicaban sobre los muros del templo, la entrada y el pavimento eran una extensión de las ejecutadas sobre el altar.
Tal es la relación templo-altar que sin un altar fijo no se puede consagrar el templo (canon 1165 # 5). En cambio, sí se puede consagrar un altar sin templo correspondiente. Como puede celebrarse Misa en diversos lugares (p.ej, al aire libre, en un barco, etc.) siempre que haya un altar.
1.3.          Esa preeminencia del altar tendría que ponerse de manifiesto en la construcción:
a-    Colocándolo en un lugar elevado. El altar es la cruz sobre el Gólgota (Altar significa "alta ara o alta res")
b-    Que sea visible desde cada ángulo de la iglesia
c-     Que esté bien iluminado
d-    Cubierto por un ciborio o baldaquino, según la antiquísima costumbre de la arquitectura sagrada.
1.4.         Según J.Hani en el templo podemos distinguir tres clases de piedras:
-         la piedra fundamental: es la que se encuentra en el centro-base del edificio
-         las piedras de fundación: son las piedras cúbicas que se colocan en los cuatro ángulos del edificio. La piedra de fundación (o primera piedra) es la del ángulo N.E.
-         la piedra angular: es la que se encuentra en el mismo eje vertical que la piedra fundamental, y que constituye la clave de bóveda.

Pues bien, el altar se halla en el mismo lugar, a la misma altura, que la piedra fundamental. Esto se da así en las iglesias circulares (como San Giovanni Rotondo), pero también en las de plan basilical y en las cruceiformes.
En efecto, el altar se halla en la encrucijada del transepto o en el semicírculo del santuario. En el primer caso, el altar ocupa el centro del gran círculo directriz del edificio; en el segundo caso, el centro de un círculo directriz secundario, que es reflejo del primero. En ambos casos se trata del centro del edificio, del "centro del mundo" .
La bóveda representa el cielo (por su forma circular), y el altar (forma cúbica), a la tierra.
A la piedra fundamental (abajo), corresponde la piedra angular o clave de bóveda (arriba).
Uniendo esos dos puntos por una línea imaginaria, se halla el "pilar axial", en torno del cual se organiza y distribuye todo el edificio. Representa el "eje del mundo"


B)- Historia del altar


2.1. Al comienzo el altar fue una de las mesas del "triclinium", como lo fue para la para la primera Misa. Probablemente se reservaba alguna para uso sagrado.
El triclinio era una mesa en forma de herradura: la cabecera, ala derecha y ala izquierda, con un hueco o espacio libre en su centro para poder hacer el servicio. (En esa parte no se sentaba nadie). En todo el perímetro exterior había lechos o divanes, con una pequeña inclinación o declive, cuyo fin era hacer más cómoda la postura, haciendo cargar el peso del cuerpo sobre su parte central. Sobre los divanes se tendían los comensales recostándose sobre su brazo izquierdo (comían con el derecho), con la cabeza sobre la misma mesa y los pies en el lado opuesto. Para más comodidad, cada comensal apoyaba su lado izquierdo sobre un almohadón saliente y mullido.
El lugar más distinguido no era el centro del triclinia-cabecera, sino en el extremo izquierdo. En efecto, cada uno de esos lechos o divanes, tenía en su lado izquierdo un largo cajón fijo, inamovible, que se extendía de extremo a extremo y hacía este lugar más cómodo y el de mayor distinción entre griegos, romanos y judíos.

"Fuera cual fuere su duración, cuando la cena era ofrecida por romanos acomodados se celebraba en una habitación especialmente dispuesta para esta ocasión: el 'triclinium', cuyas medidas establecidas eran de una longitud doble a su anchura; el nombre venía dado por los lechos ('lectus') de tres plazas ('triclinia') sobre los que se recostaban los invitados. Esto que a nosotros nos puede parecer incómodo, sin embargo era algo fundamental en la cena romana, un detalle que por nada del mundo los romanos hubieran omitido y que nos recuerda a los banquetes orientales, en los que las sustituyen por divanes. Los 'triclinia' era una un elemento indispensable del bienestar, así como un signo de elegancia y una señal de superioridad social. Sentarse para comer antaño sólo había estado bien visto en las mujeres, quienes se colocaban a los pies de los maridos. Pero, en una época en que las matronas tenían su lugar junto al marido en los triclinia, comer sentado era algo sólo hacían los niños, a los que se sentaba en unos taburetes colocados ante el triclinium de sus padres; los esclavos que no estaban autorizados a tenderse como sus amos más que en los días de fiesta; los palurdos o provincianos de la Galia lejana o los clientes de paso en posadas y tabernas". (J.Carcopino, "La vida cotidiana en Roma", p.333)[3]


1.5.          No se utilizó, pues, al comienzo ningún altar. Eso dio pie a la acusación de parte de los paganos, de que los cristianos era ateos.[4]
Catacumba de S.Calixto-Capilla de los Sacramentos-tribadion
Pero cuando el ágape se fue separando de la Eucaristía, se comenzó a usar como altar una mesa especial, probablemente una de aquellas de tres patas ("tribadion") que se hallaban en todas las casas de los patricios.
Los diáconos estaban encargados de colocarlas en el lugar y momento oportunos; como también lo necesario para la celebración del Sacrificio. [5]
La representación más antigua de un altar trípode cristiano se  halla en la "capilla de los sacramentos" en el Cementerio de San Calixto. Data del s.III.

 Catacumba S.Pánfilo-altar

1.6.         Por mucho tiempo se creyó que desde el s.I se celebraba Misa sobre los cuerpos de los mártires. En realidad, se colocaba un altar delante de los sepulcros de los mártires para honrar sus reliquias, celebrando la Santa Misa en fechas especiales, sobre todo para conmemorar la muerte del mártir. Solo hacia el s.III o IV comenzó a celebrarse sobre la tumba del arca, pero ocasionalmente.
Los altares hoy existentes en los antiguos cementerios cristianos son todos posteriores al s.IV.

En las basílicas del s.IV debieron coexistir dos tipos de altares: el corriente, móvil y de madera; y algunos fijos de madera o de piedra.

No consta la sacralidad del altar hasta el s.V, reservada para los altares fijos de piedra. Los de madera recibían una unción simple, pero pronto sólo se tratará de una bendición.
1.7.          En el s.VI ya no se usa más la madera como materia prima para los altares, sino que se impone definitivamente la piedra. Fue impuesta en el sínodo de Epaon, en Borgoña, año 517 (canon 26) e incorporado al Decreto de Graciano, c.31 (D.1, De consecr.)[6] Ello obligó a la modificación de varios presbiterios de las basílicas, al substituirse el antiguo altar de madera por uno de piedra. Eso, a la vez, trae como consecuencia el que haya que buscar la manera de llegar a las reliquias. Probablemente el primer acceso construido a estos efectos fue el hecho por Pelagio II (578-590) en San Pedro del Vaticano. Se trataba de un corredor bajo el presbiterio, alrededor del ábside, o sea, la llamada "Confessio", que fue copiada por muchas iglesias.


La "confessio" era una cripta bajo el pavimento del altar, en el que se hallaba la tumba del mártir o confesor de la fe ("confessor", de allí "confessio")[7] Una rejilla de mármol separaba la tumba de una antecámara. En la rejilla había una abertura ("fenestella") que permitía a los fieles pasar su mano para tocar la tumba con lienzos ("brandea") u otros objetos.
En la faz anterior de la base del altar se hallaba escrito el nombre del mártir: el "titulus". Por extensión se adjudicó luego el "titulus" al altar mismo, y finalmente a la iglesia toda.
En el s.V comenzó la costumbre de incluir alguna reliquia en algún lugar del altar: en la tabla de la mesa, en la base, etc.
Desde el s.VI, y sobre todo en la época carolingia, el sepulcro del mártir se coloca en la base misma del altar: sea en el lado frontal, dorsal o bajo la tabla de la mesa.
Desde el s.XI se universaliza la modalidad de colocar las reliquias en la tabla misma de la mesa del altar.
Pero Righetti dice que la disciplina respecto a las reliquias fue distinta en Occidente que en Oriente:
"Roma hasta el s.VII, a pesar de las insistentes y autorizadas peticiones, no consistió jamás en trasladar los cuerpos de los mártires de sus sepulcros, ni tampoco en separar de ellos una parte; la tumba de los mártires era inviolable. Sin embargo, en lugar de enviar verdaderas reliquias, lo que hacía era mandar como regalo reliquias equivalentes, esto es, pañuelitos ('brandea', 'palliola') que habían tocado el sepulcro del mártir o trocitos de tela empapados en su sangre, o lamparillas de aceite encendidas ante su tumba. Por el contrario, en Oriente y en Italia septentronial, que seguía la disciplina oriental, el traslado de los cuerpos de los mártires y su fraccionamiento se hicieron comunes..." (p.460-61)
Originariamente la lista de reliquias que se colocaban en el altar venía escrita sobre el altar mismo; más tarde, esa misma lista, se escribía en un pergamino ('pittacium') y se encerraba en una cápsula ('capsella'). Esta se insertaba en un hueco hecho en la base del altar o excavado en el espesor de la mesa (esta es la forma que se impuso).
Las reliquias eran de mártires, pero también de confesores, de vírgenes, o relacionadas con Nuestro Señor o María Santísima.[8]


Los Padres de la Iglesia testimonian acerca de la práctica de celebrar Misa sobre las reliquias de los mártires.
San Jerónimo: "Así pues, ¿obra mal el obispo romano que ofrece a Dios los sacrificios sobre los restos mortales de Pedro y Pablo - según nosotros, huesos venerados; según tú, polvillo vil-, y sus tumbas las tiene como altares de Cristo?[9]
San Agustín: "...Pero el pueblo cristiano celebra con religiosa solemnidad el recuerdo de los mártires, tanto para excitar a su imitación como para asociarse a sus méritos y ayudarse de sus oraciones, más de tal modo que los altares no los erigimos a algún mártir, sino al mismo Dios de los mártires aunque en memoria de los mártires..."[10]
San Máximo de Turín: "Por lo tanto, hay que tener a los mártires en el más alto y principal lugar por causa de la fe. Pero ved qué lugar deben merecer ante los hombres quienes ante Dios merecieron un lugar en el altar... ¿Qué más reverente, qué más honorable puede decirse que el que descansan bajo el ara en el que se celebra el sacrificio a Dios? Con razón, pues, los mártires se colocan bajo el ara, porque sobre el ara se pone Cristo"[11]


2.   Formas de altar

1. Los tipos de altar conocidos son muy variados: siempre consisten en una superficie horizontal soportada por columnitas (cuatro o una central) o por un bloque de piedra o de ladrillo con hueco para guardar la reliquia.
La forma de la tabla: rectangular, cuadrada, redonda o en herradura (éstas dos de origen africano).
Según Righetti [12]desde el s.IV encontramos tres tipos de altar:
a.     El tipo mesa, casi cuadrada, un tanto excavada en su parte superior, y sostenida por una columna central o por cuatro columnitas en los ángulos. Algunos están sobriamente decorados en su parte anterior o en las columnitas, con algún motivo simbólico, como palomas, corderos, el monograma de Cristo. Las reliquias se colocaban en la mesa misma o en los pies de las columnas (aunque no está comprobado que las hubiera).
b.    En forma de cubo vacío, dentro del cual se colocaban reliquias. La parte anterior poseía una verja de hierro o una transenna de mármol ("fenestella confessionis"), a través de la cual pasaban su mano los fieles para poder tocar con trozos de tela ("brandea") las reliquias. Ej: Basílica de San Alejandro, en Roma (s.V); San Apolinar in Clase, Ravena (s.VI)

 Altar románico de Palencia

c.     En forma de cubo, pero macizo. Se construía sobre el sepulcro del mártir ("confessio"), pero éste se hallaba bajo el nivel del suelo. Para llegar a las reliquias se descendía por una rampa bajo el pavimento, se atravesaba una puerta, y se llegaba a la celda sepulcral del mártir ("cella").
Muchas veces, había pequeños orificios ("cataractae") entre la cella (parte subterránea) y el altar (parte superior). Ej: San Pedro del Vaticano.
2. Hacia fines del s.XI se introducen los retablos. Pero es en el Renacimiento, y sobre todo en el barroco, que el retablo alcanza su máximo desarrollo.[13]

En el Renacimiento se construyen los altares en forma de sarcófago, y es la forma que se difunde en el barroco.
Un último paso en la historia del altar (s.XVI) va a darse por la presencia permanente del sagrario sobre el altar mismo. [14] Y por la incorporación de la "predella", es decir, de la grada que sirve de transición entre el retablo y la mesa. Sobre la predella se acostumbraba colocar la cruz y los candelabros. Posteriormente (s.XVIII y XIX) se multiplicarán las gradas, y sobre ellas se colocarán candelabros, floreros, bustos de santos, etc.

3. Los altares portátiles ("portatilia", "gestatoria", "itineraria"):
a- Ya en el año 511 se habla de un altar portátil, en una carta dirigida a dos sacerdotes ingleses que iban a misionar a Bretaña.
Al parecer, el ejemplar más antiguo que se conserva es una mesa de encina hallada en el sepulcro de San Cuberto (+687), en Durban (Irlanda). La mesa está revestida de plata, con inscripciones y dibujos.
San Beda "el Veneble" (s.VII) habla de dos misioneros ingleses que llevaban una mesa de altar.[15]
     b- Eran simples planchas, que al principio eran de madera, pero desde el s.IX, se comienzan a hacer de piedra. Desde el s.XII el altar pórtatil de piedra recibió un encuadramiento de madera; posteriormente, desde el s.XIII, este encuadramiento se transformó en una cajita para contener reliquias.
Hasta la época moderna, las reliquias no se incrustaron en la misma placa de piedra del altar portátil.

 Altar portátil mozárabe

Dice Righetti: "Los altares portátiles llegados hasta nosotros pertenencen todos al período románico. Generalmente, tienen la forma de un paralelogramo rectangular, y se componen de una loza de mármol o piedra, encuadrada dentro de un marco ancho y grueso de madera, a su vez guarnecido por una amplio borde de plata que deja ver solamente la parte anterior de la piedra. Ésta, que constituía el altar propiamente dicho, era de pórfido o de ónix, de cristal de roca o también de pizarra. Las reliquias se metían entre la piedra y el armazón...""Tenían necesariamente dimensiones reducidas, apenas suficientes para contener la materia del sacrificio. Algunos ejemplares lujosos presentan forma de arqueta, sostenida por cuatro pedúnculos".[16]


3.   Número de altares
1.     Al comienzo la regla era que hubiera un solo altar por iglesia, como es regla aún hoy día entre los orientales.[17] Los Padres de la Iglesia veían en ello un símbolo de la unidad eclesial, de la concordia de la fe. Así, p.ej., decía San Ignacio: "Esforzaos, por lo tanto, por usar una sola Eucaristía; pues una sola es la carne de NSJC y uno solo es el cáliz para unirnos con su sangre, un solo altar, un solo obispo..."[18]
2.    Pero ya en los primeros siglos hay algunas excepciones: Constantino hizo erigir siete altares en la basílica de Letrán[19]; Paladius había hecho construir trece altares en una iglesia al sur de la Galia, según una carta de San Gregorio Magno al obispo de allí.[20]
3.    La multiplicación de los altares tiene al comienzo como causa la multiplicación de Misas privadas, ya que en los monasterios comienza a haber cada vez más monjes sacerdotes (en la época de San Benito pocos lo eran). Por otro lado, el acrecentamiento de la devoción a los santos produjo la multiplicación de los altares erigidos en su honor. En la Edad Media los gremios y cofradías tenían cada uno su santo patrono. Por eso se hizo necesario el que hubiera varios altares, sobre todo en las catedrales, en los monasterios y en las colegiatas.
4.    El Papa Pío VI (1794) reafirmó en la Bula "Auctorem fidei", la costumbre multisecular de erigir varios altares en un mismo templo: "La proposición del Sínodo que enuncia ser conveniente para el orden de los divinos oficios y por la antigua costumbre, que en cada templo no haya sino un altar y que le place en gran manera restituir aquella costumbre, es temeraria e injuriosa a una costumbre antiquísima, piadosa y de muchos siglos acá vigente y aprobada en la Iglesia, particularmente latina" (Dz. 1794)


EX CURSUS: El altar cara al pueblo


          I- Introducción
           
            1. "Yo considero la introducción de los altares cara al pueblo y la celebración orientada hacia éste, como mucho más graves y generadoras de problemas para la evolución futura que el nuevo misal. Porque el fundamento de esta nueva posición del sacerdote respecto del altar...es una nueva concepción de la Misa: la que hace de ésta una 'comunidad de banquete eucarístico'". Así se expresa un importante liturgista del siglo XX, Mons. Klaus Gamber.[21]
Y más adelante: "...Se piensa haber hecho revivir así un uso de la iglesia primitiva. Ahora bien...se puede probar categóricamente que no hubo jamás ni en la Iglesia de Oriente, ni en la de Occidente, celebración 'versus populum' (cara al pueblo) sino que siempre todos se ponían faz al Oriente para rezar 'ad Dominum'"[22]


2. El altar cara al pueblo fue promovido ya por Lutero: "Dejemos allí  que sigan los ornamentos para la misa, el altar, las velas, hasta que vayan cambiando y nos plazca hacerlo. Pero a quien en esto quiera proceder de otra manera, lo dejamos hacer. Empero, en la verdadera misa entre auténticos cristianos el altar no debería quedar así y el sacerdote tendría que estar siempre mirando al pueblo, como sin duda lo hizo Cristo en la Última Cena. Ahora bien, esto necesita tiempo".[23]
2.    Los modernistas siguieron resucitaron esa idea varios años antes del Concilio Vaticano II, especialmente en Alemania. En ello fue un precursor Romano Guardini, con sus Misas en el castillo de Rothenfels. Otro gran apóstol de dicho cambio fue Pius Parsch.
Pío XII condenó esta práctica en 'Mediator Dei': "...Así por ejemplo, se sale del recto camino, quien desea devolver al altar su forma antigua de mesa..."
Pero en la 1964 la Instrucción "Inter Oecumenici" la impuso: "Es conveniente construir el altar mayor separado del muro para que pueda dar la vuelta en torno a él fácilmente y que se pueda celebrar cara al pueblo..." (n.91)

    II- Etapas
1)- En la Última Cena


    Como hemos visto, según Lutero, N.S., habría celebrado la primera Misa "cara al pueblo", es decir, frente a los apóstoles. Los modernistas han utilizado el mismo argumento del monje apóstata.
    Pero es enteramente falso. En la época de Jesús, e incluso hasta algunos siglos después, se utilizaba una mesa redonda o semicircular, en forma de 'sigma'. La parte cóncava quedaba libre porque por allí se servía la mesa. Y los comensales se situaban en la parte convexa, recostados sobre una especie de diván. El lugar de honor se hallaba no en el centro, sino a la derecha ("in cornu dextro"), y el segundo lugar en dignidad se hallaba frente a él.[24]
    Por eso, desde las primeras representaciones hasta fines de la Edad media, se ve a N.S. recostado o sentado en el extremo derecho de la mesa. Solo hacia el s.XIII comienza a darse otro tipo de representación: N.S. en el centro, rodeado de los apóstoles.
    Además no hubo "pueblo" presente; solo los neosacerdotes, es decir, los apóstoles.
    Y si la razón para estar alrededor de la "mesa del banquete", mal se cumple ese fin en la liturgia actual: el celebrante está solo y lejos, frente a la mesa, mientras que el pueblo asiste a la "Cena" como espectador pasivo...

2)- En el ágape
    En primer lugar, no hay que confundir el ágape, que era un banquete fraternal, con la celebración de la Eucaristía. Al comienzo se realizaba primero el ágape y luego se celebraba la Misa. Más tarde se invirtió el orden.
    Los primeros cristianos celebraban la Eucaristía de manera semejante al Maestro. Es natural, además, porque era el uso de la época comer de esa manera. Ello está comprobado por los datos que nos aportan varias iglesias de la región alpina; en el centro de un cuarto relativamente pequeño, se encuentra un banco de piedra semicircular para quince o veinte lugares. En las ciudades más importantes había que agregar algunas mesas. El obispo y los presbíteros se sentaban a una de ellas, y los fieles a las otras, hombres y mujeres por separado.
    Aunque el ágape se hacía sentado a la mesa, los fieles se ponían de pie y se colocaban detrás del celebrante, que se hallaba frente al altar.
    Posteriormente, hacia el s.IV, el ágape fue suprimido y en consecuencia, desaparecieron las mesas. Los fieles se sentaron entonces en bancos adosados a los muros, y el altar que había sido de madera, pasó a ser de piedra.

3)- En las basílicas o iglesias antiguas
    "La afirmación tantas veces repetida de que el altar de la iglesia primitiva suponía que el sacerdote estuviera siempre de cara al pueblo, no es sino una leyenda. Se trata aquí del acento exclusivo que tanto gusta en nuestros días destacar, acerca del carácter de comida de la Eucaristía".[25]

 San Ambrosio de Milán

a- Muchas basílicas constantinianas tenían el ábside al occidente. ¿No resultaba así que por mirar el celebrante hacia oriente, quedaba cara al pueblo? En manera alguna: clero y pueblo miraban hacia oriente. Al comienzo los fieles no se colocaban en la nave central, sino en las naves laterales, los hombres de un lado, y las mujeres de otro.  El altar se encontraba en el medio de la nave (no en el ábside). Además estaba velado, y por lo general, coronado de un baldaquino. La schola cantorum se colocaba frente al celebrante. Así, sin dar la espalda al altar (puesto que se hallaba en el centro), los fieles giraban un tanto el cuerpo hacia la entrada.[26] Las puertas abiertas, dejaban entrar al sol, símbolo de Cristo resucitado. Así como N.S., depués de resucitado, se apareció varias veces a los apóstoles mientras comían.[27]
b- A partir de la Edad Media, el altar de las basílicas fue desplazado hacia el ábside. Respecto a San Pedro del Vaticano fue San Gregorio Magno quien, hacia el año 600, realizó ese cambio. Como también hizo construir una cripta circular para que los peregrinos pudiesen visitar la tumba del Príncipe de los Apóstoles sin pasar por el presbiterio.
De allí resultó que poco a poco el pueblo se ubicase en la nave central. Y así, en una época que hoy día es imposible determinar, los fieles dejaron de volverse hacia oriente, y resultó "per accidens" una Misa "cara al pueblo".

c- Respecto a San Pedro del Vaticano, que se suele usar como "caballito de batalla", hay que hacer la siguiente observación: si bien hoy día se puede ver al Papa como si el altar se hubiera construido para decir Misa "cara al pueblo", no hay nada de ello. Como ya explicamos, si bien muchas basílicas no estaban orientadas, todos, celebrante y fieles miraban al oriente. Además hay que considerar que no es la misma la ubicación que tiene el altar en la actual construcción barroca[28], que la que tenía en la construcción constantiniana. Además antes de Paulo VI había sobre el altar grandes candelabros y una inmensa cruz, que impedían que el pueblo viera al Papa. Así que no había Misa "cara al pueblo".

d- Hay que decir también respecto a las primitivas iglesias romanas, que muchas de ellas no están orientadas, no por cuestión de principio, sino por dos razones:

·        En algunos casos, como en San Clemente de Roma, se ha construido la iglesia sobre las bases de otra construcción antigua;
·        En otros, porque el lugar no permitía construir la iglesia orientada.

Y así se entiende por qué el rito de San Pío V manda que el celebrante no se dé vuelta al decir "Dominus vobiscum", sino que permanezca como está (cara al pueblo". Se trata de las iglesias que no están orientadas.[29]
"Por eso la idea de que la basílica romana sería una forma ideal de la iglesia cristiana porque permitía una celebración donde los sacerdotes y los fieles se hallarían frente a frente, es totalmente absurdo. Es la última de las cosas en la que los antiguos habrían pensado."[30]


Misa "cara al pueblo", espectáculo humano
                     "Pienso ... que en esta Misa donde se ve todo,  existe el peligro de considerar los gestos del celebrante por sí mismos, de verse tentado a humanizarlos, de detenerse en su expresión formal, de considerar a quien los realiza, no en función de su misión sagrada, sino de la manera cómo los lleva a cabo. En la misa cara al pueblo, la cual no puede no ser misa-espectáculo, hay siempre para los fieles, quiérase o no, una incitación a la crítica en el sentido etimológico de la palabra, que significa 'juzgar'. No digo que este peligro esté totalmente ausente cuando el celebrante vuelve la espalda a los fieles, pero se encuentra infinitamente reducido...". (Jean Fournée)[31]
                   Y, evidentemente, de parte del sacerdote el riesgo consiste en comportarse como una actor, en gesticular y hablar de una manera afectada. Y en terminar ocupando el lugar de Nuestro Señor: "...Pero en esta misa devaluada, impregnada de antropocentrismo en la cual el papel sagrado del ministro tiende a fundirse con el de la comunidad, se ve curiosamente que la 'presidencia' se afirma sin la menor discreción. En cuántas parroquias se ve ahora al celebrante, durante las lecturas, estar como en un trono sobre un elevado sitial que domina al altar cara al pueblo, y con suma frecuencia instalado delante del antiguo altar mayor, cuyo tabernáculo contiene la santa Reserva. El señor presidente no vacila en dar la espalda al copón, constituyéndose en el punto de mira de las miradas de la asistencia. Verdaderamente se está en mala posición para denunciar el clericalismo de antaño."[32]
                   En el mismo sentido, KG Rey, analiza con justeza la situación del celebrante: "Antes el sacerdote ofrecía el sacrificio como intermediario anónimo, como cabeza de la comunidad, vuelto hacia Dios y no hacia el pueblo, en nombre de todos y con todos; las plegarias que debía pronunciar ...estaban ya prescritas. En cambio, hoy día ese sacerdote viene a nuestro encuentro simplemente como hombre, con sus particularidades humanas, su estilo personal, su rostro vuelto hacia nosotros. Para muchos sacerdotes (en estas condiciones) prostituir su persona es una tentación que no pueden vencer. Algunos saben, con astucia, sacar provecho de la situación en su favor (otros con menos astucia). Sus actitudes, su mímica, sus gestos, todo su comportamiento atraen las miradas de todos por sus observaciones repetidas, sus directivas ... palabras de recibimiento o de despedida... El suceso de lo que logran así constituye para ellos la medida de poder, y en consecuencia, la norma de su seguridad".
                   "Qué decir entonces de ese nuevo tipo de sacerdote-comediante, que atrae toda la atención sobre sí mismo, y que da su perorata como un vulgar cantinero detrás de su mostrador..." (L.Bouyer)
                   Alfred Lorenzer compara el cuadro que presenta el celebrante en la nueva misa, con un programa de televisión en que se enseña cocina. Y luego dice: "...Se ve un hombre que rompe con dificultad una hostia que resiste, se ve cómo la hunde en su boca. Uno se constituye en testigo de hábitos de masticación personal, no siempre agradables, ... de la técnica utilizada para hacer girar el cáliz que se debe purificar, y de la manera más o menos hábil de secarlo".
                   El profesor W. Siebel dice que el sacerdote cara al pueblo es "el símbolo más acabado del nuevo espíritu de la liturgia".

                   Estas últimas citas las trae Gamber en su obra, y con sus propias palabras vamos a resumirlas: "Colocándose detrás del altar con la mirada hacia el pueblo, el sacerdote se convierte, desde el punto de vista sociológico, en un actor que depende totalmente de su público, y en un vendedor que tiene algo que ofrecer".[33]


C)- Legislación actual

1-                 Clases de altares[34]
Los altares son "fijos" o "portátiles".
1.      Altar fijo: según la legislación tradicional, no implica necesariamente que esté fijado al suelo, sino que mesa y base del altar hagan una sola cosa, conformen una unidad. Pero actualmente "se llama fijo si construye unido al suelo y por lo tanto no puede moverse" (móvil si puede moverse)
La mesa consta de una sola piedra natural, íntegra y no quebradiza. La base debe ser enteramente de piedra o al menos las cuatros columnas que sostienen la mesa y la mesa debe descansar inmediatamente en dicha base o columna, de tal manera que las unciones puedan hacerse directamente de la mesa a la base.[35] Cuando consagra el altar, el obispo unge cada uno de los cuatro ángulos de la mesa, y cada uno de los ángulos superiores correspondientes de la base, en forma de cruz. En cada unción consagra pues, la piedra de la mesa y de la base. Por lo que es necesario que en esos cuatro ángulos la base sea de piedra.
El sepulcro: tanto en el altar fijo como en la piedra sagrada o ara portátil tiene que haber un sepulcro tapado con una piedra, el cual contenga reliquias de santos.[36] El sepulcro es un espacio cóncavo de dimensiones reducidas, excavado en la piedra, cerrado con otra piedra, y fijada con cal, arena y otro aglutinante.[37] En el sepulcro se colocan: la cajita con las reliquias; los granos de incienso y el pergamino que da fe de la consagración.
Las reliquias: Al menos una debe ser de un mártir; las demás (no obligatorias) pueden ser de confesores (no de beatos).[38]
La tapa: del sepulcro debe ser de piedra natural; de lo contrario la consagración es inválida. O sea que si como tapa solo se ha empleado cemento, yeso, etc, hay que sustituir el material por una piedra y consagrar de nuevo.[39] Para dar firmeza perfecta al opérculo, debe emplearse cemento (o algo similar), bendito.

En principio, el altar fijo que se consagra es el altar mayor, aunque puede ser también un altar lateral.[40]

2.    Altar pórtatil: es una simple ara o piedra consagrada que se introduce en la mesa del altar. La mesa puede ser de madera o piedra, por lo que un altar que por su construcción es fijo, puede ser móvil en sentido litúrgico. Cuando se consagra la mesa sola, sin la base (por no ser apta para constituir un altar fijo), entonces se trata de un altar portátil.

Altar privilegiado: era aquel que llevaba anejo el privilegio de aplicar una indulgencia plenaria al difunto por quién se celebrara Misa. De manera tal que en cuanto a la intención de la Iglesia (potestad de las llaves), el alma sale inmediatamente del purgatorio; más todo depende del beneplácito divino.[41] Generalmente se concedía para los difuntos; pero a veces, también para los vivos (en este caso, jurisdiccionalmente). El privilegio era local o personal.
Un caso especial era el de los altares gregorianos, los cuales gozaban de los privilegios del altar de San Gregorio en el monte Celio.
Otra clase de altar privilegiado era el de los sacerdotes de la "Pía Unión del Tránsito de San José", a favor de los agonizantes.

El corporal griego ("Antimension"): es usado por los orientales. Se trata de una tela adornada, que contiene un saquito de reliquias, y es bendecida por el patriarca. En occidente, Paulo VI facultó a los obispos para que concedieran el permiso de usarlo a sus sacerdotes, en ciertos casos.[42] Ya antes se permitía con indulto apostólico.[43]


2-                 Dimensiones y forma
No hay medidas obligatorias. Como referencia:
-         Altura: 1 m. a 1, 05 m. desde la tarima
-         Longitud: 3 m. a 1, 70 m. (según las dimensiones del templo)
-         Anchura: desde el borde hasta las gradas de los candeleros, unos 60 cm.
-         Grosor: no menos de 5 cm., pues ha de caber en él, el sepulcro de las reliquias y taparse con una plancha de piedra.
El altar portátil ha de tener una dimensión tal que al menos quepa en él la hostia grande y la mayor parte del cáliz.[44]

Si bien ha prevalecido la forma rectangular, se sabe que en los primeros siglos se utilizaban mesas redondas o cuadradas.
El Pontifical y el Misal (incensación) suponen que el altar está aislado, separado de la pared.


 

3.   El rito de la consagración


1-                 Necesidad
¿Por qué es necesario consagrar el altar?
Responde Santo Tomás: "Son consagrados la iglesia, el altar y demás cosas inanimadas, no porque sean susceptibles de la gracia, sino porque en virtud de la consagración adquieren cierta virtud espiritual por la que se hacen aptos para el culto divino, de modo que de esto reciben los hombres cierta devoción para que estén mejor preparados a las cosas divinas, a menos que este efecto sea impedido por la irreverencia. Por lo cual se dice "verdaderamente hay cierta virtud divina en aquel lugar, porque aquel mismo que tiene su morada en los cielos, es el visitador y protector de aquel lugar". [45]
"De aquí es que antes de la consagración de estas cosas se las purifica y exorciza para destruir la virtud del enemigo".
También dice el Aquinate que como en la Eucaristía se el Santo de los santos, Nuestro Señor Jesucristo, todo lo que se refiera a la administración de este augusto sacramento, todo lo que vaya a estar en contacto con él, debe ser puro, debe estar consagrado.[46]

2-                 Historia
Uno de los primeros testimonios que encontramos sobre la consagración de un altar, es un sermon de San Gregorio Nacianceno (s.IV): "...Pues también este altar santo, al que asistimos, es piedra común según la naturaleza, y no se diferencia de las otras piedras con las que se construyen nuestros muros y se adornan los pavimentos. Pero porque fue consagrado al culto de Dios, recibió la bendición, esa mesa santa, altar inmaculado que ya no puede ser tocado por todos, sino sólo por los sacerdotes, y por éstos, con veneración".

El altar puede ser consagrado junto con el templo, o puede ser consagrado solo.
                   El rito actual (promulgado el 27 de mayo de 1977) tiene como precedente inmediato el publicado el 13 de abril de 1961. Pero existió un rito anterior, más complejo aun, que ocupaba unas cincuenta páginas del Pontifical. Veamos someramente cómo se constituyó ese complejo ritual.
         Se pueden distinguir:
a-     Las ceremonias romanas: o liturgia triunfal de la traslación y deposición de las reliquias; y la celebración de la primer Misa en el nuevo altar.
Esta ceremonia se organiza según el orden de la liturgia de los difuntos.
b-     Las ceremonias judeo-galicanas: se trata de lustraciones, incensaciones y unciones que la liturgia galicana (siglo VII-VIII) toma del ceremonial prescripto por Dios mismo para la consagración del altar de los holocaustos en la liturgia mosaica.[47]
Pero ya en siglo VIII en la liturgia galicana tiene lugar la traslación de reliquias y la Misa de la dedicación.

Antes de Carlomagno (+814) el rito utilizado en la Galia francesa no era el romano, sino un rito propio. Pero Carlomagno quiso unificar en su reino la liturgia según el espíritu romano, suprimiendo la liturgia galicana. De todas maneras, su decisión no perduró: sobre 11 Pontificales del s.IX, 5 reproducen el rito galicano; los otros 6 presentan los dos: el galicano como destinado a usarse normalmente; el romano como opción.[48]
En el siglo x los dos ritos se fusionan. En efecto, en el 950 aparece el Pontifical romano-germánico de San Albano, el cual fue llevado a Roma por el emperador Otón (+973), y que reemplazó al mismo rito romano en la capital de la Cristiandad.
El compilador había tomado elementos de los dos ritos, no siempre con feliz resultado. También agregó algunos elementos, como la deposición de tres partículas eucarísticas en el sepulcro del altar.
El Pontifical del s.XIII y el de Durand de Mende (+1296) agregaron algunas modificaciones y anexos.
A pesar de esos diferentes aportes, el rito de dedicación de una iglesia y consagración del altar, es el más solemne y hermoso de los ritos de este tipo.

3-                Esquema y desarrollo de las ceremonias

I - Preparación
A)- Vigilia preparatoria
B)- Plegarias introductorias:
a-      Los siete salmos penitenciales
b-      Las letanías de los santos

II - Consagración del altar
A)- Lustraciones
1-      Preparación del agua gregoriana
2-      Trazado de las cruces sobre el altar
3-      Aspersión (7 veces)
4-      Bendición del cemento
5-      Se derrama el agua gregoriana alrededor de la base del altar
B)- Traslación de la reliquias
1-      Procesión para buscar las reliquias
2-      Consagración de la cavidad del sepulcro con santo crisma
3-      Cierre del sepulcro
4-      Unción con el santo crisma
5-      Incensación del altar por cada lado
6-      Limpieza de la mesa del altar
7-     Incensación en forma de cruz, en el centro y los cuatro ángulos
C)- Consagración de la mesa del altar
1- Cuádruple unción:
-          Con el óleo de los catecúmenos
-          Idem
-          Con el santo crisma
-          Con ambos a la vez
(Luego de cada una de las tres primeras unciones el obispo inciensa el altar)
2-      Fórmulas consagratorias
3-      Invitatorio "Dei Patris"
4-      Cremación de las cruces de incienso
5-      Oraciones "Domine sancte" y "Deus omnipotens"
6-      Prefacio "Cujus initium"
D)- Unción de la base
1-      Consagración de la parte frontal
2-      Consagración de las cuatro junturas angulares de la mesa y de la base

I-                  Ceremonias complementarias
A)- Bendición de los manteles, utensilios, vasos y ornamentos
B)- Ceremonias finales

II-               Celebración de la Misa


I- Preparación
A)- La Vigilia
La noche anterior las reliquias son expuestas en un lugar apropiado. Se encierran en un vaso con tres granos de incienso y un pergamino. El lugar donde se las expone puede ser un altar lateral, en la sacristía o en un sitio próximo a la iglesia.
Deben colocarse al menos dos cirios, que deben alumbrar toda la noche.
Antiguamente, el clero del templo en cuestión, debía velar toda la noche frente a las reliquias. Luego se trató solo de recitar maitines y laudes del Común de los mártires.
B)- Plegarias introductorias:
            a- Por la mañana el obispo recita los siete salmos penitenciales mientras se reviste. Esto no se practica sino desde el siglo XIII.
b- Las letanías de los santos: primeramente se dice la antífona "Adesto Deus" con la cual invoca a la Santísima Trinidad; y canta la oración "Actiones nostras". Luego se prosterna sobre el faldistorium y canta las letanías de los santos. En un momento se interrumpe ese canto, y el obispo se levanta y frente al altar canta tres veces: "Dígnate bendecir (en la segunda se agrega 'y santificar'; en la tercera 'y dedicar') este altar que se consagra a tu nombre y de san NN" Los presentes responden cada vez: "Te rogamos, óyenos".


II - Consagración del altar
A)- Lustraciones
Este rito aparece en Galia hacia el siglo VII y se inspira en el ceremonial de la Antigua Ley. (Exodo 29)

            1- Preparación del agua gregoriana: la preparación de esta agua tiene su origen en el agua lustral que se utilizaba para bendecir las casas. Estaba compuesta de sal, vino y óleo santo.
            Ya según los Ordines romano-galicanos del s.IX al agua lustral debe estar compuesta de sal, ceniza y vino.
            El obispo bendice la sal; luego el agua. Al bendecir ésta, dice: "Y Tú, Señor Jesucrito, infunde el Espíritu Santo en este altar a fin de que sirva a la salud de los cuerpos y las almas de los que te adoran; que Vuestro nombre sea engrandecido entre las naciones y que los incrédulos se vuelvan hacia Ti, y no tengan otro Dios, sino a Ti, único Señor, que vendrá a juzgar a los vivos y muertos y al mundo por el fuego".
            Luego bendice las cenizas. Mezcla las tres cosas. Bendice el vino, y lo echa en el agua, en forma de cruz. Reza una última plegaria.
      2- Trazado de las cruces sobre el altar: luego de entonar al ant. "Introibo ad altare Dei", el obispo moja el pulgar en el agua gregoriana y signa la mesa del altar en el centro y los cuatro ángulos. Al hacerlo reza: "Que este altar sea santificado en honor de Dios todopoderoso y de la gloriosa Virgen María y de todos los santos, y en nombre y memoria de san N.; en el nombre del Padre..."
       Mientras tanto la schola canta el salmo 42. El pontífice   concluye con la oración "Singulare".

      3- Aspersión (7 veces): El P. entona "Asperges". Luego da vuelta al altar 7 veces, asperjándolo. El coro canta además de la ant., el  "Miserere".  Según lo prescripto por la rúbrica (circundar el altar), el altar tendría que hallarse separado del muro. Esta parte se cierra con la oración "Deus, qui es..."
      4- Bendición del cemento: esta bendición corta el desarrollo normal de la ceremonia
      5- Se derrama el agua gregoriana alrededor de la base del altar: lo que queda del agua gregoriana se derrama alrededor de la base del altar.[49] Según algunos pontificales el agua gregoriana restante se puede reservar para los bautismos.[50]
B)- Traslación de la reliquias
            1- Procesión para buscar las reliquias: el obispo se dirige procesionalmente hacia el lugar donde están expuestas las reliquias. A la cabeza del cortejo va la cruz, y a cada lado un ceroferario. Luego el clero. Y en fin, el obispo con sus ministros.
            Al llegar donde están las reliquias, el obispo dice la oración: "Aufer a nobis" (como en la Misa). Y luego: "Haz, te lo pedimos Señor, que toquemos dignamente los miembros que os están especialmente consagrados, los de vuestros santos, bajo cuya protección deseamos vivir siempre..." Inmediatamente toma el vaso que contiene las reliquias y entona la ant. "Cum jucunditate exibitis". Y se canta "Surgite sancti Dei": "Levantaos, santos de Dios, de vuestras moradas, santificad estos lugares, bendecid al pueblo. Guardadnos, a nosotros pecadores, en la paz. Marchad, santos de Dios, hacia el lugar predestinado que os ha sido preparado".
            En procesión, todos se dirigen al altar; los clérigos llevan cirios encendidos. Al llegar frente al altar, las reliquias se colocan en una credencia en la cual debe haber algunos cirios.
            2- Deposición: frente al altar el P. entona "Exsultabunt Sancti" y la schola sigue con los salmos 149 y 150.
            La ceremonia se acaba con la oración "Deus, qui omni loco" (Según el Pontifical hay que colocar también en el sepulcro un pergamino que acredite la consagración del altar. Se coloca en un vaso.)
            a- Consagración de la cavidad del sepulcro con santo crisma: el obispo consagra los cuatro ángulos interiores. Cada vez dice: "Que este sepulcro sea consagrado y santificado, en el nombre del Padre...""Paz a esta morada". Mientras el coro canta "Sub altare Dei".
            Coloca las reliquias y las inciensa
            b- Cierre del sepulcro: el obispo consagra luego la cara interna de la piedra con el santo crisma; y tapa con ella el sepulcro, con el cemento bendito.
            Entretanto la schola canta: "Bajo el altar, yo escuché la voz de los que habían sido degollados, diciendo: ¿Por qué no vengas nuestra sangre? Y ellos recibieron esta divina respuesta: 'Tened aun un poco de paciencia hasta que el número de vuestros hermanos se haya completado'".
            Después dice el obispo: "Señor, que por la cohabitación de todos vuestros santos, fundáis una morada eterna para vuestra Majestad, da a vuestro edificio celestial, acrecentamiento y haz que seamos siempre ayudados por los méritos de aquellos cuyas reliquias veneramos aquí, con piadoso afecto..."
            Finalmente el P. traza una doble cruz sobre la piedra y el medio de la mesa del altar: "Que este altar sea consignado y santificado en el nombre del Padre... Que la paz sea con vosotros".

C)- Consagración de la mesa del altar
            En la Antigua Ley, Dios mandó a Moisés ungir el altar: "...ungirás el altar de los holocaustos y todos sus utensilios; consagrarás el altar y será santísimo"[51]
            Desde muy temprano en Oriente se consagró el altar. Y de Oriente la costumbre pasó a la Galia, hacia el s.VI. En Roma pasó más tiempo antes de que se asumiera un rito como en Galia; no se sabe con certeza cuándo se comenzó a practicar.

1-     Cuádruple unción: el esquema de las cuatro unciones es el siguiente:
a-     El P. impone el incienso
b-    Entona el responsorio "Dirigatur": "Señor, que mi plegaria se eleve como este incienso delante de tu faz y que la elevación de mis manos sea como el sacrificio vespertino". La schola continúa el canto.
c-     Da vuelta al altar 3 veces con el incensario
d-    Pasa el incensario a un sacerdote que continúa la incensación del altar hasta que termina la consagración del altar
e-     Entona entonces la ant. correspondiente que sigue la schola con el salmo
f-      Realiza la unción

Este rito se practica para cada una de las 4 unciones. Las dos primeras con el óleo de los catecúmenos; la tercera con el santo crisma y la última con ambos.

Primera unción: el P. entona "Jacob elevó una piedra conmemorativa y vertió óleo sobre ella..." Se canta el salmo 83 "Quam dilecta tabernacula tua..." El obispo unge cada una de las 5 cruces, diciendo: "Que esta piedra sea santificada y consagrada en el nombre del Padre... en honor de Dios y de la gloriosa Virgen María y de todos los santos; en el nombre y memoria de san N. Que la paz sea con vosotros"
Segunda unción: ant. "Mane surgens Jacob" (salmo 91)
Tercera unción: con el santo crisma. Luego de dos oraciones ("Adesto" y "Omnipotens") entona la ant. "Dios te ha ungido con el óleo de la alegría más que a tus compañeros" (salmo 114)
Cuarta: con el óleo de los catecúmenos y el santo crisma. En primer lugar el obispo reza: "Señor, Dios nuestro, te pedimos que tu Espíritu Santo descienda sobre este altar a fin de que él santifique nuestras ofrendas y las de vuestro pueblo, y purifique con beneplácito los corazones que participan de ellas". La schola canta la ant. "Sanctificavit" con el salmo 45. Finalmente el obispo derrama el óleo de los catecúmenos y el santo crisma, y lo esparce sobre toda la superficie de la mesa.
 (Luego de cada una de las tres primeras unciones el obispo inciensa el altar)

2-    Fórmulas consagratorias
a-     Invitatorio "Dei Patris"
b-    Cremación de las cruces de incienso: el P. bendice solemnemente los granos de incienso. Luego deposita sobre cada una de las cinco cruces del altar, cinco granos de incienso en forma de cruz. Además coloca cinco cruces de cera, y las enciende. Luego se pone de rodillas y se canta: "Alleluia"; "Ven Espíritu Santo, colmad los corazones de vuestros fieles y encended en ellos el fuego de vuestro amor"
"El humo de los aromas se eleva desde las manos del ángel delante de la faz de Dios".
Este rito nace en el s.XII, probablemente en Francia; y ya en el s.XV se hace universal.
c-     Oraciones "Domine sancte" y "Deus omnipotens":
"Señor Santo, Padre todopoderoso, Dios eterno, escucha clemente y con beneplácito nuestra humilde plegaria y mira la ofrenda puesta sobre vuestro altar; que no sea probada por el fuego visible, sino que, rociada con la gracia de vuestro Espíritu Santo, suba en olor de suavidad y sea para aquellos que se alimentan de ella dignamente, una Eucaristía medicinal que les sea salutífera para la vida eterna..."

"Dios Todopoderoso, es en vuestro honor que nosotros, indignos, consagramos este altar, que lo dedicamos también en honor de la Santísima Virgen María y de todos los santos, en nombre y memoria de san N.; escucha con clemencia y beneplácito nuestras humildes plegarias y haz que sobre este altar nuestras ofrendas sean aceptables, agradables, abundantes y siempre rociadas con la gracia de vuestro Espíritu Santo, a fin de que en todo tiempo, en este lugar, apacigues las inquietudes de vuestra familia suplicante, cures sus males, escuches sus plegarias, aceptes sus ofrendas, colmes sus deseos y les concedas lo que te piden..."

d-    Prefacio "Cujus initium": hemos hablado de este Prefacio al tratar sobre el altar judío.
Desde el s.X se presenta bajo tres formas diferentes:
-         consagración de un altar sin iglesia
-         con iglesia ("et ut propensiore cura")
-         altar portátil ("qui post offendicula")
Desde el s.XII se lo incorpora regularmente al rito de consagración de un altar fijo.

D)- Unción de la base

            Se dice que esta unción con el crisma acaba el rito, de manera análoga al cristiano que es confirmado.
            Este rito es el más reciente; no es anterior al s.XII. En el s.XIV la mayor parte de los Pontificales lo mencionan y en el s.XV es practicado en todas partes.
1-     Consagración de la parte frontal: el obispo entona la ant. "Confirma, oh Dios, lo que has realizado en nosotros desde vuestro templo santo que está en Jerusalén". (Esta ant. se canta en la confirmación)
Mientras el P. consagra la cruz que se halla tallada en la cara frontal, se canta el salmo 67.
2-    Consagración de las cuatro junturas angulares de la mesa y de la base

I-                 Ceremonias complementarias
Se limpia el altar. Luego el obispo bendice los manteles, vasos sagrados y ornamentos. Se colocan los manteles sobre el altar; la cruz y los candelabros. Se cantan las dos ant. ("Circumdate levitae" y "Circumdate Sion"); un himno, otra ant., y se concluye con dos oraciones.
Luego el obispo se dirige a la sacristía para revestirse para la Misa.


II-                  Celebración de la Misa
Hasta el s.VI fue en Roma la parte más importante de la dedicación  de un templo o de la consagración de un altar. San Juan Crisóstomo dice: "El altar pasa a ser santo por el contacto con el cuerpo de Cristo".[52]
 


Execración del altar (canon 1200; NC 1238)
  Un altar pierde la consagración:
1.      Cuando se quitan las reliquias
2.    Cuando la piedra que cierra el sepulcro se ha roto o levantado. Si la fractura es pequeña, o si la tapa está solamente floja, cualquier sacerdote puede reparar el defecto con cemento pero sin levantar la tapa (si no es con permiso del obispo)
3.     Cuando la mesa (altar fijo) o el ara, se parte notablemente; es decir, cuando quedó comprendida una de las cruces laterales.
4.    Cuando la mesa del altar fijo se separa de la base, aunque sea un instante. Pero no si todo el altar es llevado de un lugar a otro.
La execración de la iglesia no implica necesariamente la execración de sus altares.
La manera en que se vuelve a consagrar un altar se prescribe en el Ritual t.9, c.9, n.19 y 20.



D)- Simbolismo del altar

1.      El altar es Cristo
La Sagrada Escritura, la Tradición, la teología y la liturgia nos dicen que el altar es Cristo.
Padres de la Iglesia:
                     "Apresuraos a reuniros en el mismo templo de Dios, a los pies del mismo altar, es decir, Jesucristo"[53]
                        "Recordad que ya lo llevamos dicho: el altar es Cristo"[54]
                        "El altar representa el cuerpo, y el cuerpo de Cristo está en el altar"[55]
                        "Por el templo y el altar hay que entender a Cristo mismo"[56]
                        "El misterio de este altar de piedra es estupendo. Por su naturaleza, la piedra es solamente piedra, pero se convierte en algo sagrado y santo por la presencia del cuerpo de Cristo. Inefable misterio, sin duda, que un altar de piedra se transforme, en cierto modo, en el cuerpo de Cristo".[57]
Liturgia:
                     "Altare Sanctae Ecclesiae ipse est Christus" (Pont.Rom. In ordinat. subd.)
                        "No existía (en aquellos lugares) ningún altar erigido en título, el cual, ungido con el crisma, expresara la figura de NSJC, quien es nuestra hostia y nuestro altar" (Mait.Dedic.Letrán, II Noct., 1ª.lecc.)
                   Ese simbolismo se manifiesta por la unción del altar con el santo crisma, ya que Cristo quiere decir "Ungido", y por las cinco cruces que se trazan sobre el altar, puesto que simbolizan las cinco llagas de Cristo.[58]
                   El despojo de los altares del Jueves santo también nos habla de este simbolismo. En efecto, dicha ceremonia significa el despojo de las vestiduras de Cristo al pie de la cruz ("Diviserunt sibi vestimenta mea"), y, más aun, el ocultamiento de su gloria ("Deus, Deus meus, respice in me, quare me dereliquisti")

Cristo, la piedra mística
                   a- El altar es de piedra. Y la piedra simbolizaba para los judíos a Dios mismo, y al Mesías. Santo Tomás dice en la Suma Teológica: "...El altar significa a Cristo, quien según el Apóstol, 'era la piedra' (y porque su cuerpo fue sepultado en un sepulcro de piedra).[59]
                   Veamos algunas citas bíblicas:
                   "Abandonaste la Roca que te engendró, diste al olvido a Dios que te dio el ser."[60]
                   Jacob en un viaje se detiene para pasar la noche en un lugar. Para dormir toma una piedra que había allí y la utiliza como 'almohada'. "Y tuvo un sueño: he aquí una escalera que se apoyaba en la tierra, y cuya cima tocaba en el cielo; y ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Y sobre ella estaba Yahvé, que dijo: 'Yo soy Yahvé'...Cuando despertó Jacob de su sueño exclamó: 'Verdaderamente Yahvé está en este lugar y yo no lo sabía". Y lleno de temor añadió: '¡Cuán venerable es este lugar!, no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo'. Levantóse Jacob muy de mañana, tomó la piedra que había puesto por cabezal, erigióla en monumento y derramó óleo sobre ella. 'Esta piedra que he erigido en monumento será Casa de Dios".[61]
                        N.S. utilizará una expresión que nos recuerda este pasaje, y que nos manifiesta que Él mismo es el altar: "En verdad, en verdad os digo: 'Veréis al cielo abierto y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre".[62]
                               "He aquí que pondré en Sión por fundamento una piedra, piedra probada, piedra angular preciosa, sólidamente asentada: el que confía en ella no necesita huir".[63]
                               "Mientras estaba todavía mirando, se desgajó una piedra -no desprendida por mano de hombre- e hirió la imagen en los pies, que eran de hierro y barro, y los destrozó"..."Pero la piedra que hirió la estatua se hizo una gran montaña y llenó toda la tierra".[64]
                               "¡Oye, pues, Jesús, Sumo sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan en tu presencia! Pues son varones de presagio; porque he aquí que haré venir a mis Siervo, el Pimpollo. Mirad la piedra que he puesto delante de Jesús; sobre esta piedra única hay siete ojos..."[65]
                        San Pablo [66]habla de la perdición de Israel y cita a Isaías: "He aquí que pongo en Sión una piedra de escándalo, y peñasco de tropiezo; y el que creyere en Él no será confundido."[67]
                               "...y todos bebieron la misma bebida espiritual, puesto que bebían de una piedra espiritual, que les iba siguiendo, y la piedra era Cristo".[68]

b- Cristo es a la vez, piedra angular y piedra fundamental, porque es Verbo eterno (parte superior, cielo) y Verbo encarnado (base, tierra). Así el pilar axial que une las dos piedras crísticas es la "Via salutis" ("Yo soy el camino"): desde la tierra (humanidad de Cristo) nos remontamos al cielo (Verbo).
c-      Santo Tomás dice que la piedra es una materia adecuada para el altar por la solidez y porque se encuentra fácilmente en muchos lugares.[69] La solidez de la piedra nos recuerda la perennidad del Sacrificio de Cristo.[70]

2.    El altar, símbolo del Sagrado Corazón
"El corazón se halla en el medio del cuerpo, como el altar en el medio de la iglesia" (Durand de Mende)[71] Y si el templo tiene la forma de Jesús crucificado, es su Corazón lo primero simbolizado en el altar. Desde ese centro irradia la vida a todos los fieles, "piedras vivas", que conforman el Templo místico, la Iglesia.
Nuestros corazones también deben ser altares en que se consume el sacrificio permanente por el fuego.[72] NS ha venido a traer ese fuego sobre la tierra y su deseo es que arda constantemente, sobre cada corazón cristiano.
Decía el Prefacio de consagración de un altar: "Celébrese, pues, en estos altares el culto de la inocencia, inmólese el orgullo, degüéllese la ira, húndase la cuchilla en la lujuria, ofrezcan en ellos las tórtolas el sacrificio de su castidad, y los palominos el de su inocencia..."
Cristo, Mediador: Pero nuestros sacrificios y nuestro culto deben ser dirigidos al Padre por medio de Cristo; y en ese sentido es también el altar símbolo de Cristo. "El mismo Cristo es también figurado por los dos altares de los holocaustos y de los perfumes. Puesto que por Él debemos ofrecer a Dios todas las obras de las virtudes".[73]
Lo cual confirma el Papa Benedicto XIV (1758): "El altar de la santa Iglesia es Cristo. San Juan asevera en su Apocalipsis haber visto el altar de oro que se erige delante del trono, sobre el cual y por el cual las ofrendas de los fieles son presentadas a Dios Padre".[74]

3.     La mesa del banquete eucarístico
La primera Misa se celebró sobre una mesa, y los primeros altares fueron simples mesas.
El altar no sólo es el ara del Sacrificio, sino también la mesa del banquete al que están llamados a participar todos los cristianos; preludio del banquete eterno.[75]
San Pablo habla del altar como la "mensa Domini"[76]
Los Padres de la Iglesia también hablan en este sentido:
San Cipriano: "El Espíritu Santo, por boca de Salomón, nos propuso ya de antemano, la imagen del sacrificio del Señor: señaló la víctima inmolada, el pan y el vino, los apóstoles y el altar también: la Sabiduría, se ha dicho, preparó este banquete..."[77]
San Ambrosio: "La multitud de los purificados se precipita al altar de Cristo, diciendo: 'Me acercaré al altar de Dios. Llega, pues, y al ver los ornamentos del altar sacrosanto, exclama: '¡Me habéis preparado un banquete ante mis ojos!"[78]
San Juan Crisóstomo: "Al retirarnos de esta mesa, debemos ir como leones que respiran llamas... Piensa en qué mesa te alimentas... Acerquémonos con avidez a esta mesa..."[79]

4.    Otros significados
a-    El altar simboliza también la cruz, sobre la que se ofreció N.S.[80]
b-   El banco sepulcral sobre el que fue depositado. De hecho, el corporal representa la Santa Síndone.
c-    Los cristianos: "Así como llamamos cristianos a todos los fieles a causa del crisma místico que recibieron, así todos pueden ser llamados altares, ya que son miembros del altar único, que es Cristo"[81]
d-   En la Edad media se interpretó alegóricamente los ritos de consagración del altar, trazando un paralelo con la vida del cristiano: con su bautismo, porque también respecto del altar hay unciones con el óleo de los catecúmenos y el santo crisma; hay lustración con el agua gregoriana; se encienden cirios; se reviste el altar. También con su confirmación porque se unge la base del altar, el altar todo. Y como el cristiano recibe la Eucaristía, cumbre de los sacramentos, así la consagración del altar se acaba con la celebración de la Santa Misa.


E)- Veneración y cuidado del altar

 "Pala" de oro de San Marcos de Venecia

1.      La veneración que sintieron los cristianos a lo largo de los siglos estaba basada en todo lo que el altar simboliza, especialmente al mismo Jesucristo.
¿Cómo se manifestó esa veneración? A través de la práctica litúrgica, como extralitúrgica.
a-     Por la postración y los besos. El O.R. I nos cuenta cómo el obispo se postraba al llegar al altar.
Los múltiples besos: en el rito tradicional de la Misa, el celebrante besa 9 veces el altar.[82]
b-    Desde el s.IX se colocaba en el sepulcro de la mesa de altar no sólo las reliquias de los santos, sino también tres hostias consagradas. De costumbre pasó a ser rúbrica hasta los siglos XIV-XV.
c-     Por la construcción de altares de oro. P.ej: el Liber Pontificalis habla del hecho para San Pedro de Roma; también en Santa Cruz de Jerusalén; el que mandó construir Constantino para Santa Sofía de Constantinopla, etc.
El oro simboliza por un lado la humanidad gloriosa de Cristo; por otro, la caridad infinita de la cual estaba revestido.
d-    Ciertas prácticas nos hablan elocuentemente del respeto inmenso que tenían los cristianos para con el ara sacra:
-         Los fieles tocaban el altar para hacer sus juramentos.[83]
-         El altar gozaba del derecho de asilo: quien se aferraba a él no podía ser atacado.[84] Luego se hizo extensivo a toda la iglesia.
-         Cuando se donaba algo a la iglesia se lo colocaba sobre el altar (si era un bien inmueble, con un objeto que lo representara, p.ej., una llave).
Y no sólo las cosas, sino también las personas manifestaban su entrega a través del altar: el caballero, colocando sobre el altar su espada; el monje benedictino, depositando sobre él su carta de profesión. En el rito de consagración de un rey, se colocaba su espada, antes de ser bendecida.
2.    Y de esa veneración, nace la preocupación por su buena conservación, por su embellecimiento. Las directivas impartidas por la Iglesia para el templo en general, se aplican de una manera especial al altar, que es la parte más noble de aquel.[85]
En la Encíclica Mediator Dei (IV, 2) dice Pío XII: "Siéntase cada uno animado por aquello del salmo: 'El celo por tu Casa me consume', y esfuércese, por consiguiente, para que, aunque no llame la atención por la riqueza, ni por su esplendor, sin embargo todo cuanto pertenezca a los edificios sagrados, a los ornamentos y a las cosas del servicio de la liturgia, aparezca limpio y en consonancia con su fin, que es el culto de la Divina Majestad".
Una carta de San Jerónimo a Heliodoro va a servirnos de ejemplo: "Nepociano, que tenía grandes cualidades, no desdeñaba a la vez las pequeñas virtudes. Mejor dicho, su alma, enteramente consagrada a Cristo, se entregaba por igual a las cosas grandes y a los pequeños detalles. El santo sacerdote cuidaba, con escrupuloso esmero, de la preparación del altar, del aseo del santuario, de la pulcritud de los vasos sagrados. Su piedad se interesaba por la más mínima de las ceremonias. Antiguamente, Beseleél recibió de Dios sus aptitudes de artista para fabricar el material del culto judío. Así Nepociano también. Las virtudes que llenaban su alma desplegábanse en elegantes manifestaciones artísticas. Gustaba de adornar las basílicas y las tumbas de los mártires con flores,  follajes y pámpanos. En una palabra, todo lo que había en su iglesia de encantador a los ojos, testimoniaba la piadosa industria de este sacerdote".[86]

3.     Todo cristiano, y especialmente los clérigos, deben hacer suyos los devotos acentos del salmista:
"Amo, Yahvé, la casa de tu morada, el lugar del tabernáculo de tu gloria"[87]
"Una sola cosa he pedido a Yahvé, y esto sí lo reclamo: habitar en al casa de Yavhé todos los días de mi vida; contemplar la suavidad de Yavhé y meditar en su santuario. Porque en el día malo Él me esconderá en su tienda; me tendrá seguro en el secreto de su tabernáculo, y me pondrá sobre una alta roca" (=altar)[88]
"Envíame tu luz y tu verdad; que ellas me guíen y me conduzcan a tu santo monte, a tus tabernáculos. Así llegaré al altar de Dios, al Dios que es la alegría de mi juventud; y te alabaré al son de la cítara"[89]
"¡Oh cuán amable es tu morada, Yahvé de los ejércitos! Suspirando, desfalleciendo, anhela mi alma los atrios de Yahvé. Mi corazón y mi carne claman ansiosos hacia el Dios vivo. Hasta el gorrión halla una casa, y la golondrina un nido para poner sus polluelos, junto a tus altares, Yahvé de los ejércitos, Rey mío y Dios mío. Dichosos los que moran en tu casa y te alaban sin cesar". [90]







[1] Cf. I Mac. 4, 47
[2] "Los romanos y sus dioses", p. 62-63, Alianza, 1995
[3] Ed. Temas de Hoy, Madrid, 1993
[4] "Ara et delubra non habemus" decía Minucio Félix a los paganos - "Octavius", XXXII
[5] "Imperavit autem apostolus diacono suo ut 'mensam iuxta poneret'; apposuerunt autem subsellium, quod ibi invenerant, et, strato linteo, imposuit panem benedictionis..." (Acta Thomae, n.46, fines del s.II.- Cf. San Cipriano, Epist.45, 2; Optato de Mileto, De schismat.Donat. 1, 14)
[6] Antes del s.VI existieron también altares de metal
[7] En el Apoc., cap.6, leemos: "Vi debajo del altar las almas de los degollados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron".
[8] La falta de reliquias dio lugar a la extraña costumbre de colocar tres hostias consagradas dentro del altar. Y luego se siguieron colocando aunque se poseyeran reliquias. Junto con las tres hostias se acostumbró colocar tres granos de incienso (Lo que se conservó en el rito de dedicación de una iglesia). Esta práctica se extendió a todo Occidente, aunque luego fue cayendo poco a poco en desuso, hasta que fue prohibida en el s.XIV.
[9] "Contra Vigilancio", n.8 - PL 23, 346 R
[10] "Contra Faustum", l.20, c.21 - PL 42, 384
[11] Sermón 78
[12] o.c. T. I,  p.458-59
[13] Cf. "Retablo" en "Accesorios del altar"
[14] Cf. "Tabernáculo"
[15] "Tabulum altaris vice dedicatum" - Hist.Angl. 5, c.10
[16] O.c., T.I, p.474-75
[17] Eusebio, Hist.Eccl., 10, c.4
[18] "Studeatis igitur una eucharistia uti; una enim est caro D.N.I.Chr. et unus calix in unitatem sanguinis ipsius, unum altare, sicut unus episcopus" (Ad Philad. 4) .Cf. San Cipriano, "Sobre la Unidad..."; San Jerónimo, Ep.XL, 5
[19] Aunque según Righetti se trataba de mesas para depositar las ofrendas
[20] Ep. 6, n.49
[21] "Tournés vers le Seigneur", Prefacio
[22] O.c., p.20
[23] Martín Lutero, "Deutsche Messe und Ordnung des Gottesdientes", 1526
[24] Cf. Mosaico de San Apolinario de Ravena, siglo VI.
[25] Jungmann, revista Der Seelsorger, 1967
[26] Esta ubicación se mantuvo en Oriente La nave o espacio central bajo la cúpula queda libre para las funciones del culto. Los fieles ancianos se sientan en sillas a lo largo de los muros y naves laterales. El resto de los fieles asiste de pie.
[27] Lc. 24, 36-49; Jn.21; He. 1, 4. Recordemos también el pasaje de Ezequiel que dice: "El me condujo al pórtico oriental, y he aquí que la gloria del Dios de Israel venía desde el Oriente" (43, 1-2)
[28] Altar en el centro, aislado, sobre un podio
[29] Ritus serv., secc.V, 3
[30] Louis Bouyer, "Le rite et l'homme", p.24
[31] O.c., p.96
[32] J.Fournée, o.c., p.112
[33] O.c., p.51
[34] Cánones 1197-1202
[35] D.4073
[36] Canon 1198, 4. En el nuevo Código canon 1237, 2, se pide conservar el uso tradicional de colocar reliquias, pero no es ya obligatorio que haya alguna reliquia de un mártir
[37] D. 4165, 1
[38] Canon 1198, 4; D.4180
[39] D.4082
[40] C. 1165; 1197; D.3907 y 4073
[41] Sagrada Congr. de Indulgencias, 28 de julio de 1840, n.283
[42] Pastorales munus, 30 de noviembre de 1963, n.9
[43] R.G. del Misal n.525
[44] Canon 1198, 3
[45] III, 83, 3 ad 3
[46] "In hoc sacramento continetur ille, qui est totius sanctitatis causa: ideo omnia quae ad consacrationem hujus sacramenti pertinent, etiam consecrata sunt, ipsi sacerdotes consecrantes et ministri et vestes et vasa omnia hujusmodi et ideo etiam debet in altari et in domo consecrata celebrari hoc sacramentum". (IV ,Dist.13, q.1, a.2, sol.5 )
[47] Ex.19; Lev.9
[48] "Ordo quomodo ecclesia debeat dedicari ... item alius ordo quomodo in sancta romana ecclesia reliquae conduntur"
[49] "Funditur ad basim, sive pedem stipitis altaris per circuitum"
[50] En el rito original se finalizaba esta parte por la cremación de incienso
[51] Ex. 40, 1ss; Cf. Lev.8, 10-11; Núm.7, 1
[52] In Epist. II ad Cor., Hom.XX, 3
[53] San Ignacio de Antioquía, Ad Magnes, 7; PG 5, 668
[54] San Cirilo de Alej., PG 68, 648
[55] San Ambrosio, De Sacram., IV, 2, 7; Cf. V, 2
[56] San Agustín, Quaest. Ev. 1, 34 - PL 35, 1329
[57] San J.Crisóstomo, Hom. 20, 2 en Ep.2 ad Cor
[58] III, q.83, 5, ad 2 y ad 5
[59] III, 83, 3
[60] Deut. 32, 18
[61] Gen. 28, 10-22. Recordemos que "Cristo" en griego, quiere decir "Ungido" y que su equivalente hebreo es "Mesías".
[62] Jn. 1, 51
[63] Is.8, 16
[64] Dan.2, 34-35. Mons. Straubinger dice en nota al v.45: "La piedra desprendida de la montaña sin concurso humano y que se hace ella misma monte es, según opinión unánime, Jesucristo, el Mesías y Salvador. Él fundará su reino sobre las ruinas de los imperios del mundo. Él es la piedra fundamental del reino de Dios..."
[65] Zac.3, 8-9. Cf. 4, 10. Nota: "La piedra recuerda la piedra fundamental del Templo y es a la vez fundamento del reino teocrático. Refiérese en sentido típico a Jesucristo, piedra angular del nuevo reino." Mons. Straubinger
[66] Rom.9, 30-33
[67] Is.8, 14
[68] I Cor.10, 4
[69] III, q.83, a.3, ad 5
[70] Es interesante señalar que el santo Graal es presentado como una piedra (en la versión de Wolfram d'Eschenbac). Piedra que alimenta a los templarios, detiene el envejecimiento, etc., lo que indica es un símbolo eucarístico.
[71] "Per altare cor nostrum intelligitur quod est in medio corporis sicut altare in medio ecclesiae. Ignis semper ardebit in altari, quia charitas semper fervebit in corde nostro" (Durand, Rationale)
[72] Lev. 6, 9-12
[73] I-II, 102, 4 ad 6; Cf. III, 3, 2
[74] De Sacr.Miss. L.1, c.II, n.19
[75] "Homo quidam fecit coenam magnam" (Lc. 14, 16)
[76] I Cor. 10, 21
[77] Cf. Oficio de Corpus Christi
[78] Los Misterios
[79] Of. Corpus Christi
[80] III, 83, 1 ad 2. "Sicut celebratio hujus sacramenti est imago reproesentativa passionis Christi, ita altare es reproesentativum crucis ipsius, in qua Christus in propria specie immolatus est"
[81] San Agustín, "De Civ.Dei", l.20, c.10
[82] Los griegos y romanos besaban las imágenes de sus dioses como signo de adoración ("ad os"= adorare)
[83] S.J.Cris., Ad Pop Antioch., Hom. 15
[84] San Ambrosio, Epist. 20, 8
[85] Cf. canon 1178; SCR, Instr. del 3-XI- 1958, n.55, 70-77
[86] PL XXII, c.535
[87] Salmo 25, 8
[88] 26, 4-5
[89] 42, 3-4
[90] 83, 2-5

1 comentario: